martes, 7 de septiembre de 2010

SOBRE JAZZ, BLUES Y ROCK (IV): SOBRE ROBERT JOHNSON

ROBERT JOHNSON
por Antonio Sánchez

La primera vez que recuerdo haber recibido alguna información sobre Robert Johnson yo debía tener unos 14 o 15 años y despertaba a mi amor por la música en una época en que todo me sorprendía e intrigaba; evidentemente hablo de unos años en los que no existía internet y la información musical era bastante escasa en nuestro país. Recuerdo perfectamente estar escuchando una grabación en casette del disco de “Cream Wheels of Fire” y flipar como un enano cuando escuché el tema “Crossroads”,
en esa época yo devoraba todo el material que podía encontrar de Eric Clapton y me sorprendí el día en el que curioseando en una tienda de discos descubrí que ese tema no era suyo si no de un tal Robert Johnson del que nunca había oído hablar; poco tiempo después y decidiendo en casa de un amigo qué discos me podía llevar prestados empecé a descubrir a Robert Johnson por todas partes, sus canciones aparecían en discos de gente como Lynyrd Skynyrd (“Crossroads” en su disco en directo “One more from the road””Come on in my kitchen” del disco “The Joker”), ZZ Top (“I believe I’ll dust my broom” en su disco “Degüello”de 1979), también en la banda sonora de la película “The blues brothers” (“Sweet home Chicago”) y lo que más me sorprendió es que también el bluesman Elmore James tenía una versión del tema I believe I’ll dust my broom, y puesto que en el disco de James ponía que había muerto en 1963 había que deducir que el tal Robert Johnson debía de ser un compositor o un músico muy viejo.

En esa época sólo podía escuchar música en casa en un radiocasete por lo que les pedía a mis amigos que me grabaran sus discos y a veces hasta grababa directamente de la radio lo poco decente que pinchaban en esos años, a pesar de no tener donde escuchar discos empecé a pasar las horas muertas en las tiendas de música curioseando las carpetas de los vinilos y conversando sobre música con los dependientes, que en esa época sabían bastante de música, no como ahora; no fue fácil pero encontré por fin un disco de Robert Johnson llamado “King of the Delta blues singers vol. 1”,
era un viejo vinilo muy antiguo y al verme con él el dependiente me comentó que también tenían el vol. 2 y que esos temas eran todos los que grabó Robert Johnson, las grabaciones eran de 1936 y 1937, entonces averigüé algunos pocos datos más como su muerte a los 27 años de edad y parte de la leyenda que se le asocia; sin haber oído ni una sola nota estaba convencido de que su música me iba a marcar y cuando por fin escuché en la tienda ese sonido primitivo, ese uso preciso del Bootleneck y esa voz fantasmal con unos falsetes increíbles quedé como hipnotizado. Desde entonces siempre que escucho su música me comporto como dominado por una liturgia que me hace contemplar sus carpetas y releer las letras de sus canciones mientras la aguja del plato se desliza sobre la superficie del vinilo, cuando le escucho quedo como en trance.

Con el tiempo y ya en posesión de un buen equipo de música adquirí la caja de Columbia Records “The complete recordings”, que incluía en tres vinilos las 41 grabaciones que realizó Robert Johnson de sus 29 temas conocidos (algunas canciones fueron grabadas 2 veces). Los temas los grabó Don Law, un cazatalentos de la American Records Corporation durante 5 sesiones de grabación; las 3 primeras se grabaron en una habitación del hotel Gunter de San Antonio (Texas) los días 23, 26 y 27 de noviembre de 1936 y las 2 últimas 7 meses después en la trastienda de un almacén en Dallas, los días 19 y 20 de junio de 1937. De las primeras sesiones aparecieron cinco temas publicados en discos de 78 rpm, y sólo uno de estos discos tuvo un cierto reconocimiento, “Terraplane blues”. Su legado es ciertamente escaso 29 canciones, 41 grabaciones y sólo 2 fotografías, pero su importancia en la historia de la música es superlativa.

Robert Johnson fue un músico y compositor excepcional que tuvo la virtud de escribir blues abordando no sólo temas como el desamor y la dura vida de los negros, también escribió sobre los miedos irracionales que atenazan al hombre, la intervención de lo sobrenatural en nuestras vidas y por supuesto abordó el tema del sexo de una manera bastante avanzada para la época que le tocó vivir. Nació el 8 de mayo de 1911 en Hazlehurst, en el estado de Mississipi, fue el hijo ilegítimo de Julia Dodds y de Noah Johnson y entre lo poco que se conoce de su vida se sabe que se casó en Febrero de 1929 con una chica de 16 años llamada Virginia Travis, que murió al dar a luz junto a su bebé en abril de 1930. Robert Johnson volvió a casarse con Esther Lockwood, quien ya era madre de un niño llamado Robert Lockwood, al que ejerciendo de padrastro enseñó a tocar blues, debió hacerlo bien, ya que posee también una interesante carrera musical. Robert Johnson tuvo fama de mujeriego y se dice que probablemente su muerte se debió a un envenenamiento por parte de un marido celoso; también se atribuye su muerte a otras causas podríamos decir que más “naturales” como la neumonía o la sífilis. Murió en Greenwood (Mississipi) el 16 de agosto de 1938 y como no hubo autopsia el terreno quedó abonado para elucubrar sobre su muerte, y aquí es donde surge la leyenda.

Comenzó en la música como armonicista y según se cuenta como un poco talentoso guitarrista, en esa época acompañó a leyendas del blues como Charlie Patton, Willie Brown o Son House cuando actuaban en la zona de Robinsonville, que era donde vivía Robert en esa época. Después de la muerte de su esposa su carácter se volvió hosco y empezó a abusar de la bebida, entonces desapareció durante un año y cuando regresó sus amigos y conocidos vieron con sorpresa como se había convertido en un virtuoso guitarrista que además cantaba con una rotundidad y personalidad que le colocaban inmediatamente entre los mejores músicos de blues.

Según dice la leyenda Robert Johnson vendió su alma al diablo a medianoche en el cruce de caminos entre la autopista 61 y la 49 en Clarksdale, Mississipi, recibió a cambio el don de componer e interpretar blues mejor que nadie.

Al crecer su fama la zona del Delta se le quedó pequeña y viajó a Chicago, St. Louis, Michigan y Nueva York tocando con grandes bluesmen como Johnny Shines, Sonny Boy Williamson o Roosevelt Sykes e incluso con su hijastro Robert Lockwood Jr.; pero la muerte le llegó cerca de casa en Greenwood, y a pesar de las dudas que hay también sobre el lugar de su tumba parece que sus restos se encuentran en el cementerio de la Zion Church en la ciudad de Morgan.

La influencia de su música en las generaciones posteriores ha sido y es importantísima, cada nueva generación de músicos de blues se mira en sus temas, los músicos británicos de los años sesenta llevaron sus canciones a la fama aunque no siempre le atribuyeron el pertinente reconocimiento en los créditos de los discos, e incluso en la actualidad bandas como Red Hot Chilli Peppers (“They’re red hot” en su disco “Blood sugar sex magik”) o The White stripes (“Stop breaking down”) le dan a conocer a un público joven. Posiblemente el músico que más temas haya versionado de Robert Johnson sea Eric Clapton, lleva toda su vida tocando temas como “Crossroads” o “Rambling on my mind” (fabulosa su versión en el disco en directo “Just one night”) y recientemente ha publicado un disco entero de versiones del músico de Hazlehurst (“Me and Mr. Jonson”, 2004); otros que adoran esos viejos blues son The Rolling Stones que han versionado varios temas y publicado en sus mejores discos temas como “Love in vain” (“Let it bleed” o “Stripped”), “Stop breaking down blues”(“Exile on Main street”) o “Walkin’ blues”(Rock and roll circus); entre los grandes nombres de la historia del Rock Led Zeppelin grabaron una incendiaria versión de “Travelling Riverside blues” y se inspiraron incluso en las letras de Johnson para construir temas como “Lemon song”, Bob Dylan no sólo ha interpretado temas como Kindhearted woman blues, Milkcow’s calf blues, Rambling on my mind o I’m a steady rollin’ man, también tituló uno de sus mejores discos con el nombre del lugar en el que supuestamente Johnson pactó con el diablo (“Highway 61 revisited”); el gran guitarrista albino Johnny Winter ha interpretado “Kindhearted woman blues”, o “When you got a good friend2; entre mis versiones favoritas de sus temas figuran la de The gun club (“Preachin’ blues “en el gran “Fire of love”), Lucinda Williams (“Stop breaking down blues” en su disco de debut Ramblin’), las soberbias versiones que realizan Gov’t mule de temas como 32/20 blues o “If I had possession over judgment day”, las que grabó el gran Warren Zevon con R.E.M. como banda de acompañamiento en el disco que publicó bajo el nombre de “Hindu love gods”(“Walking blues” y “Travelling Riverside blues”, 1990), John Mellencamp ("Stones in my passway" en su disco de versiones "Trouble no more") y los grandes Allman brothers band con Drunken hearted man.

Se recomienda la escucha de su música acompañada de un buen whisky y por supuesto en vinilo, dejando que los crujidos de las grabaciones originales se mezclen con los del polvo en la aguja del plato, es la mejor manera de sentirte transportado a los polvorientos y calurosos cruces de caminos del sur de los Estados Unidos.

ENLACES DE ROBERT JOHNSON

http://www.youtube.com/watch?v=Yd60nI4sa9A

http://www.youtube.com/watch?v=l16jlallBMs&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=ecwW2fX1Yew

http://www.youtube.com/watch?v=RSht5j3Cnh0&ob=av3n

http://www.youtube.com/watch?v=O8hqGu-leFc

http://www.youtube.com/watch?v=fl5j2jd5H4k&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=W0ks8Crarlg&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=OJ2Y5HBNx9E&feature=related

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La guitarra de Johnson tuvo luego su continuación, en el punto de contacto entre jazz clásico y blues en la obra de Wes Montgomery (antes de suavizar éste comercialmente su estilo al fichar por Verve). Fantástica semblanza, Fernando. Un saludo afectuoso.
Miguel A. Zapata

FERNANDO CLEMOT dijo...

Hola Miguel Ángel. El artículo es de mi amigo Antonio Sánchez, él es el que sabe de música. Yo me limito a aprender y hacerle caso. Un abrazo muy grande.