martes, 20 de abril de 2010

A LA VENTA "SIGLO XXI: LOS NUEVOS NOMBRE DEL CUENTO ESPAÑOL" (Menoscuarto. Edición a cargo de Fernando Valls y Gemma Pellicer)



Antologías (VV. AA.)
Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual
Edición de Gemma PELLICER y Fernando VALLS

El nuevo siglo nos ha traído, junto con la aceleración de la historia, una nueva hornada de escritores de relatos. Si el cuento español parecía haber gozado hasta hoy de una mala salud de hierro, Internet se ha convertido en uno de sus canales básicos de difusión, permitiéndole llevar una dieta sana y transformándose en su alimento bio, al tiempo que le insuflaba vitalidad y aumentaba su público. Los lectores que se pregunten cómo es el cuento actual en nuestro país pueden encontrar respuesta en las treinta y cinco historias atractivas y amenas aquí recogidas. Esta antología de cuentos de estéticas muy diversas, que van del realismo a lo fantástico, da buena muestra de la ambición y el vigor con los que hoy se cultiva la narrativa breve española.

Pilar ADÓN | Pablo ANDRÉS ESCAPA | Jon BILBAO | Ernesto CALABUIG | Matías CANDEIRA | Carlos CASTÁN | Cristina CERRADA | Pepe CERVERA | Fernando CLEMOT | Óscar ESQUIVIAS | Patricia ESTEBAN ERLÉS | Ignacio FERRANDO | Víctor GARCÍA ANTÓN | Esther GARCÍA LLOVET | Daniel GASCÓN | Cristina GRANDE | Ismael GRASA | Irene JIMÉNEZ | Juan Carlos MÁRQUEZ | Berta MARSÉ | Ricardo MENÉNDEZ SALMÓN | Lara MORENO | Manuel MOYANO | Miguel Ángel MUÑOZ | Juan Jacinto MUÑOZ RENGEL | Hipólito G. NAVARRO | Elvira NAVARRO | Andrés NEUMAN | Ángel OLGOSO | Jesús ORTEGA | Julián RODRÍGUEZ | Javier SÁEZ DE IBARRA | Miguel SERRANO LARRAZ | Berta VIAS MAHOU | Ángel ZAPATA ||


Col. Reloj de Arena
978-84-96675-48-3
624 páginas
14 x 21 cm.
26.00 euros
© 2009 Ediciones Cálamo, S.L. - Todos los derechos reservados

ENTREVISTA A CAROLA MORENO (BARATARIA EDICIONES) DE JORDI COROMINAS, APARECIDA EN REVISTA DE LETRAS

Jordi Corominas i Julián nos ofrece un personal diálogo con Carola Moreno, editora de Barataria, una de las propuestas más personales de los últimos años. Con ella conversa sobre criterios, la relación editor-autor, el libro electrónico y otros aspectos importantes de su trabajo.

Lunes lunero por la luna llena y el cansancio de levantarse temprano. Pero tranquilos, no pasa nada, todo son buenas noticias y da la casualidad de que empecé mi semana con una hermosa charla con Carola Moreno, editora de Ediciones Barataria, sello independiente que destaca, como veremos a lo largo del diálogo, por su honestidad y un amor libresco de una nítida claridad que mezcla a partes iguales ética en el oficio y deseo de satisfacer al lector con ediciones cuidadas donde, como por otra parte debería ser en cualquier editorial que merezca llevar tal nombre, nada se deja al azar.

A modo de test…

¿Cuándo decidiste ser editora y por qué?

Más o menos a lo largo del año 1999. Recuerdo que estaba por entonces “fabricando” un libro para un editor amigo y me aburría mortalmente de redactar pies de fotos de ventanas. Se lo comenté y me dijo, muy amable: “¿No te parece que ya va siendo hora de que hagas lo que a ti te gusta? Pero antes, por favor, acaba de fabricarme mi libro”. Le acabé ese y unos cuantos más, y luego (al cabo de dos años) le hice caso.

¿Cuál es el criterio principal de tu catálogo?

Lo que más me gusta leer es narrativa. No soy selectiva con el tiempo ni con el espacio. Puedo entusiasmarme con las grandes novelas del diecinueve, tanto como con las de jóvenes autores contemporáneos. De cualquier punto y de cualquier época. Mi catálogo es reflejo de esa curiosidad.

¿Primer libro publicado?

Los dijes indiscretos, de Diderot, una novela muy mordaz sobre las intrigas palaciegas de Luis XV y la Pompadour en clave erótico-festiva-orientalizante.

¿El libro más difícil? (de editar, de conseguir, de vender… interpretación libre).

La adaptación de la obra teatral La Revelación, de Leo Bassi, a texto narrativo fue compleja. Había que mantener la frescura de las improvisaciones de Leo y que el resultado tuviera la misma fuerza de la interpretación en directo. Fue un mano a mano autor-editor apasionante. Además lo pasamos muy bien. Leo es encantador y cálido, y también riguroso en el trabajo, y ahora un buen amigo. En este momento preparo otro libro complejo: Alegato contra la pureza, de José Luis Ortiz Nuevo, con muchos cambios tipográficos, en un estilo pasquín fin de siglo. Me entusiasman este tipo de trabajos, tanto desde el punto de vista de la edición como del diseño del libro.

¿Qué libro te hubiera gustado publicar y has debido rechazar? (por estar ya editado, por problemas de derechos, por no encajar en tu colección…).

Muchos. No te sabría decir uno concreto. Casi siempre por problemas económicos. Somos una editorial pequeña y con pocos recursos económicos que no puede embarcarse en según qué anticipos.

¿Qué te impulsa a publicar un libro, además de verlo en tu catálogo?

El deseo de que ese libro que me ha parecido valioso no quede inédito. Y me alegro mucho cuando veo que lo que yo no pude editar lo editaron otros. Lo importante al final es que el lector pueda tener y leer ese libro.

¿Qué te impide publicar un libro?

Hay muchos libros que no deberían publicarse y se publican. En mi caso, intento no editar libros que luego me cueste defender, pero la decisión de no publicar es dura y puede resultar injusta.

Por curiosidad: ¿Por cuántos correctores pasan tus libros?

Dos. La primera corrección la hace un profesional externo. La segunda la suelo hacer yo misma.

¿Libro electrónico?

Estamos en ello. No es tan fácil como se apunta desde algunos sectores. Hay protocolos largos y tediosos que cumplir para que un libro pueda venderse en todo el mundo. Y, por supuesto hay que firmar con los autores la venta o cesión de sus derechos para libro electrónico.

Confiesa: Vas a una librería. ¿Recolocas tus libros en las mesas de novedades o en los estantes cuando no están bien visibles?

No. Alguna vez los he movido, de acuerdo con el librero, porque no estaban en la sección que les correspondía. Cuando me parece que merecen un puesto más visible, hablo e intento convencer al librero. Es más efectivo. Si te tomas la molestia de contarle al librero la importancia de ese libro, no sólo lo colocará en una posición más visible, también es más fácil que lo recomiende a sus clientes. En cambio, si el librero te ve moviendo los libros en “su casa”… Es como si alguien a quien has invitado a tomar café se tomara la libertad de recolocarte los cuadros. Mal rollo asegurado.

Imagina: En unos años, debido al éxito de la editorial, te ofrecen formar parte de un grupo o venderla. ¿Qué haces?

Ni idea. Es una posibilidad remota. Si se diera el caso, supongo que negociaría que al menos se mantuviera la imagen de la editorial y aseguraría la continuidad con los autores de Barataria.

LA ENTREVISTA CONTINÚA EN:

http://www.revistadeletras.net/xxii-editores-carola-moreno/



domingo, 4 de abril de 2010

EGON SCHIELE, EL ÁNGEL NEGRO DEL EXPRESIONISMO



EGON SCHIELE (1890-1918)

Fue uno de los alumnos más destacados de Gustav Klimt y junto con Oskar Kokotcha conforma lo que se daría en llamar años más tarde como expresionismo austríaco.

Egon Schiele nació en Tulln, en la actual Austria entonces Imperio Austrohúngaro, en 1890. Su padre era jefe de estación y procedía del norte de Alemania; su madre originaria de Krumau, en Bohemia. En 1905 su padre muere y el joven Schiele es enviado a casa de un tío, el cual después de haberlo tentado inútilmente para que se dedicara a los ferrocarriles, descubre su talento artístico. Ya en esta época, empieza a pintar, en especial autorretratos.
Egon Schiele en 1914. Foto de Josef Trucka


En 1906 ingresa en la Academia de Bellas Artes de Viena, donde estudió dibujo y diseño. Frustrado por el ambiente conservador y cerrado, en 1909, abandona la Academia y funda la Neukunstgruppe. Ese año conoce la nueva teoría artística del estilo Secesión vienés, en particular a Gustav Klimt, que será para siempre modelo de admiración y un maestro muy influyente para Schiele. También Klimt le tendrá mucha estima, presentándole algunos ricos mecenas, que le asegurará una cierta estabilidad financiera como debutante en la escena artística vienesa.

En 1908, Schiele expone por primera vez, siendo un gran éxito. Abandona el rígido estilo de la Academia, y gira hacia el expresionismo: Junto a los retratos de amigos y autorretratos, representará el desnudo a través de una agresiva distorsión figurativa.

En 1911 conoce a Valerie (Wally) Neuzil de 17 años con la que entabla una relación sentimental y será su modelo para algunas de sus mejores obras. Schiele y Wally deciden marcharse de Viena para tratar de conseguir la inspiración en el campo y se van a Krumau (el pueblo de su madre).
Schiele frente al espejo, 1915.

Su forma de vida choca a los habitantes, y el máximo escándalo se produce en el 1912 cuando es acusado por corrupción de menores por la edad de su joven amante. Además era corriente que tomara como modelos a los niños que se acercaban a su casa y a menudo los retrataba desnudos o en posición que parecía obscena por lo que se consideró su obra más o menos como pornográfica. La conclusión de este hecho fue el arresto, una breve estancia en la cárcel y la quema de uno de sus dibujos.

Schiele volvió a Viena, gracias a su amigo Klimt, obtuvo numerosos encargos y volvió a lo alto de la escena artística austríaca, llegando a participar en muchas exposiciones internacionales. Su producción artística se hace muy numerosa en estos momentos, en su mayoría retratos y autorretratos. En 1913 empezó a colaborar en Die Aktion.

Conoció a Edith y a Adele Harms, dos hermanas de clase burguesa y tras cortejar a ambas, se casó con Edith en 1914. El matrimonio lo dotó de una nueva estabilidad y resurgió una nueva fuerza pictórica influido por la obra del pintor Ferdinand Hodler. A los pocos días sobrevino la Primera Guerra Mundial y Egon Schiele, por pertenecer a lo que se considera la élite intelectual, no es enviado al frente. En 1918 participó con éxito en la cuadragésimonovena exposición de la Secesión de Viena, además de otras exposiciones en Zúrich, Praga y Dresde. En otoño de 1918 la epidemia gripe española (que causó más de 20 millones de muertos en Europa) asoló Viena. Edith, embarazada de seis meses, murió el 28 de octubre. Tres días después, el 31 de octubre de 1918, Egon Schiele murió a la corta edad de 28 años. Durante el breve lapso de tiempo que separó sus muertes, Schiele realizó unos bocetos de Edith, que se consideran su última obra. Meses antes, en febrero de ese año, también había acabado la vida de su amigo y maestro Gustav Klimt.


En cuanto a la temática asume una altísima tensión emotiva en la sensualidad que se vuelve obsesión erótica, junto al tema de la soledad angustiosa. Schiele utiliza una línea cortante e incisiva para exprimir su propia realidad y para mostrar impetuosamente la dramática destrucción física y moral del ser humano. El color adquiere un valor autónomo, no naturalístico, resultando particularmente eficaz en sus muchas acuarelas y en sus diseños de alucinada tensión.
Al igual que otros pintores austríacos de la época como Alfred Kubin y Oskar Kokoschka, el espacio se convierte en una suerte de vacío que representa la trágica dimensión existencial del hombre, en continuo conflicto entre la vida y la muerte y sobre todo la incertidumbe.

ARCHIVO: COMPOSICIÓN SOBRE LA OBRA DE EGON SCHIELE CON MÚSICA DE WIM MAERTENS
http://www.youtube.com/watch?v=Ka60G4WR9AA