Nací el trece de junio de 1970 y, según mis padres, pasé
con mi madre mis primeros días de vida en la habitación 1313, planta trece
puerta trece, del Hospital del Valle Hebrón de Barcelona. El teléfono de mi
casa tenía un trece y cuando me dieron mi primer DNI también había otro trece.
Llevaba el trece cuando jugaba al baloncesto y siempre que aparecía este número,
con mucha frecuencia, en la habitación del hotel, en los comedores, en clase o
en cualquier sitio solían bromear conmigo.
De niño siempre pensé que con una vida tan
relacionada con ese número cuando llegara el año 2013 este sería mi año de la
suerte. Me imaginaba viejo y feliz, rodeado de dicha al llegar esa fecha.
La situación no pinta bien para
nadie pero quiero ser positivo y pensar que puede que sea así, que mi intuición
infantil será cierta y será un año bueno para todos.
1 comentario:
Yo también lo espero, que el 13 no sea sinónimo de mala suerte, porque yo no confío en que sea así.
Feliz año, y muchos besos
Publicar un comentario