Dos libros, uno de cuentos y una novela, de dos amigos, Juan Cobos y Pedro Luis Cano.
Sombras del cielo (Dauro, 2003) recoge tres cuentos de una belleza y una sensibilidad exquisitas de un escritor como Juan Cobos Wilkins, aclamado como poeta, pero que nos muestra con esta pequeña joya que puede llegar mucho más allá y emocionarnos con la narrativa corta.
El sueño de Ángela ( Paralelo Sur Ediciones, 2010) es la primera novela de Pedro Luis Cano, al igual que Juan, más centrado hasta ahora en la poesía. Los lectores podrán encontrar en sus páginas una nueva voz, rotunda, que explora un campo a menudo eludido por la narrativa española contemporáena: la dictadura franquista.
Al pie acompaña a la imagen de los dos libro el prólogo del libro de Pedro Luis Cano aparecido hace pocos días.
Sombras del cielo (Dauro, 2003) recoge tres cuentos de una belleza y una sensibilidad exquisitas de un escritor como Juan Cobos Wilkins, aclamado como poeta, pero que nos muestra con esta pequeña joya que puede llegar mucho más allá y emocionarnos con la narrativa corta.
El sueño de Ángela ( Paralelo Sur Ediciones, 2010) es la primera novela de Pedro Luis Cano, al igual que Juan, más centrado hasta ahora en la poesía. Los lectores podrán encontrar en sus páginas una nueva voz, rotunda, que explora un campo a menudo eludido por la narrativa española contemporáena: la dictadura franquista.
Al pie acompaña a la imagen de los dos libro el prólogo del libro de Pedro Luis Cano aparecido hace pocos días.
Nunca había escrito un prólogo, es la primera vez, antes había hecho de todo, críticas, reseñas, textos técnicos, entrevistas, glosas… pero el prólogo a una obra literaria es la primera vez que lo escribo y para mi suerte no podía haber caído en mejor ocasión, ya que se trata de prologar la primera novela de una de las personas que más aprecio y admiro.
Pedro Luis Cano tuvo difícil empezar en este trajín de la literatura. Lo tuvo incluso más difícil que otros –como yo– que también lo tuvimos difícil, porque para nosotros fue complicado entender qué era lo que queríamos hacer, pero, para él, fue difícil llegar a estar en posición de entender qué era lo que quería hacer. Con estos condicionantes, la vocación de Pedro como poeta y ahora como narrador sólo podía ser algo telúrico, un hecho irrenunciable; trabajada y dura su voluntad como el mármol, él ha ganado al azar aunque tenía una ventaja… estoy seguro que Pedro sabía que quería escribir antes siquiera de hacerlo, puede que incluso antes de saberlo lo supiera, su voluntad venía implícita en su ser, que tal es la naturaleza de los escritores y poetas de raza.
Hasta ahora, Pedro Luis Cano se había movido en el campo de la poesía, pero no había publicado ninguna novela. Ésta es la primera, y estoy seguro que la primera de muchas, ya que
con ella demuestra que se mueve en el género con la misma naturalidad, y hasta desfachatez, con que nos sorprendió cuando empezó con sus primeros libros de poesía. El sueño de Ángela
no es una primera novela, es una puerta abierta a futuras sorpresas.
Estamos, pues, ante la primera incursión en la narrativa de Pedro; pero en su cabeza ya ha intuido o vivido varias decenas de historias. Porque Pedro nos gana a todos en vida, es un observador natural, lo retiene todo como un voyeur, y también como un cronista; delira e inventa; exagera; hasta las realidades que le son más lejanas las dibuja y deforma en su interior, adaptándolas a él, a cualquier momento o a cualquier circunstancia. No conozco nadie que improvise mejor. No podíahaber entonces mejor caldo de cultivo para un escritor y es así porque en cualquier texto de Pedro Luis Cano encontramos una lección de vida. Las realidades que nos dieron miedo o de las que nos mantuvimos alejados él las miró de cerca; él vislumbró el abismo y la gloria con la lucidez que nadie tuvo.
Alguien que posee el don natural de la observación parece que estaba más destinado a la narrativa que a la poesía, pero en este caso pesó antes su vocación como poeta que como narrador, que puede que en el fondo sean dos caras de una misma y única realidad.
En resumen que llega El sueño de Ángela como un verdadero regalo, un goce de la madurez literaria de Pedro Luis Cano.
Aparece El sueño de Ángela planteada como una novela que mira atrás, en este caso con ira o con remordimientos, con un miedo supino a encontrar la verdad; una novela de recuerdos y nostalgia, pero también de dolor y culpa. Porque quizá la culpa sea la sensación que prevalece en una obra repleta de pequeñas encrucijadas, de trincheras que nos abre el autor para que nos hundamos en ella; aparecen los recuerdos vistos desde muchos ángulos –por el narrador, el protagonista y las voces que hablan– una narración que transmite verdad, pero también miseria y dudas. La voz poética de Pedro Luis Cano la encontramos en cada rincón, supura en infinidad de derivadas que emergen de la narración y nos llevan a otras realidades, fragmentos de historias que aparecen en los pararrelatos en forma de cartas, canciones, dedicatorias, recortes o discursos reconvertidos en recuerdos y que dan a la narración la profundidad de múltiples e infinitas perspectivas.
Hasta aquí lo que ha podido sacar uno de sus primeros lectores. Ahora es tiempo de que calle y que nos quedemos con lo que viene.
Feliz viaje.
Fernando ClemotPedro Luis Cano tuvo difícil empezar en este trajín de la literatura. Lo tuvo incluso más difícil que otros –como yo– que también lo tuvimos difícil, porque para nosotros fue complicado entender qué era lo que queríamos hacer, pero, para él, fue difícil llegar a estar en posición de entender qué era lo que quería hacer. Con estos condicionantes, la vocación de Pedro como poeta y ahora como narrador sólo podía ser algo telúrico, un hecho irrenunciable; trabajada y dura su voluntad como el mármol, él ha ganado al azar aunque tenía una ventaja… estoy seguro que Pedro sabía que quería escribir antes siquiera de hacerlo, puede que incluso antes de saberlo lo supiera, su voluntad venía implícita en su ser, que tal es la naturaleza de los escritores y poetas de raza.
Hasta ahora, Pedro Luis Cano se había movido en el campo de la poesía, pero no había publicado ninguna novela. Ésta es la primera, y estoy seguro que la primera de muchas, ya que
con ella demuestra que se mueve en el género con la misma naturalidad, y hasta desfachatez, con que nos sorprendió cuando empezó con sus primeros libros de poesía. El sueño de Ángela
no es una primera novela, es una puerta abierta a futuras sorpresas.
Estamos, pues, ante la primera incursión en la narrativa de Pedro; pero en su cabeza ya ha intuido o vivido varias decenas de historias. Porque Pedro nos gana a todos en vida, es un observador natural, lo retiene todo como un voyeur, y también como un cronista; delira e inventa; exagera; hasta las realidades que le son más lejanas las dibuja y deforma en su interior, adaptándolas a él, a cualquier momento o a cualquier circunstancia. No conozco nadie que improvise mejor. No podíahaber entonces mejor caldo de cultivo para un escritor y es así porque en cualquier texto de Pedro Luis Cano encontramos una lección de vida. Las realidades que nos dieron miedo o de las que nos mantuvimos alejados él las miró de cerca; él vislumbró el abismo y la gloria con la lucidez que nadie tuvo.
Alguien que posee el don natural de la observación parece que estaba más destinado a la narrativa que a la poesía, pero en este caso pesó antes su vocación como poeta que como narrador, que puede que en el fondo sean dos caras de una misma y única realidad.
En resumen que llega El sueño de Ángela como un verdadero regalo, un goce de la madurez literaria de Pedro Luis Cano.
Aparece El sueño de Ángela planteada como una novela que mira atrás, en este caso con ira o con remordimientos, con un miedo supino a encontrar la verdad; una novela de recuerdos y nostalgia, pero también de dolor y culpa. Porque quizá la culpa sea la sensación que prevalece en una obra repleta de pequeñas encrucijadas, de trincheras que nos abre el autor para que nos hundamos en ella; aparecen los recuerdos vistos desde muchos ángulos –por el narrador, el protagonista y las voces que hablan– una narración que transmite verdad, pero también miseria y dudas. La voz poética de Pedro Luis Cano la encontramos en cada rincón, supura en infinidad de derivadas que emergen de la narración y nos llevan a otras realidades, fragmentos de historias que aparecen en los pararrelatos en forma de cartas, canciones, dedicatorias, recortes o discursos reconvertidos en recuerdos y que dan a la narración la profundidad de múltiples e infinitas perspectivas.
Hasta aquí lo que ha podido sacar uno de sus primeros lectores. Ahora es tiempo de que calle y que nos quedemos con lo que viene.
Feliz viaje.
También me gustaría destacar dos novelas del escritor portugués Ricardo Adolfo ( Luanda, 1974) que me ha asombrado y sobrecogido con las excelentes Mizé-Antes galdéria do que normal e remediada (2010) y Depois de morrer aconteceram-me muitas coisas (2009) ambas en Alfaguara Portugal pero que esperamos ver publicadas en España muy pronto. Al leerlo me he dado cuenta de que realmente nos estamos perdiendo algo.
Depois de morrer... narra la vida de Brito, inmigrante ilegal en una ciudad cuya lengua no habla. Una exploración a fondo de este mundo, con un lenguaje a la vez crudo y elegante.
Sobre Mizé...el crítico Valter Hugo Mae ha dicho que "la nueva literatura portuguesa pasa obligatoriamente por aquí" y José Eduardo Agualusa que" Adolfo observa la realidad portuguesa con feroz e incisiva ironía".
Sobre Mizé...el crítico Valter Hugo Mae ha dicho que "la nueva literatura portuguesa pasa obligatoriamente por aquí" y José Eduardo Agualusa que" Adolfo observa la realidad portuguesa con feroz e incisiva ironía".
Dos títulos y un autor para recordar.
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