viernes, 31 de diciembre de 2010

ARTÍCULO SOBRE ROBERTO ARLT APARECIDO EN LA REVISTA CULTURAMAS (20/12/10)



Roberto Arlt (1900-1942) nació en Buenos Aires, hijo de una familia de ascendencia austriaca y habló de niño y en el ambiente familiar el alemán. El español sólo lo practicó en la calle, de joven como una segunda lengua. Este déficit lingüístico no lo consiguió enmendar nunca del todo Arlt que a menudo se desenvolvió en un lenguaje lacónico, algo obtuso y enredado en ocasiones. Todo este problema lo suplió con una dinámicas narrativas, ágiles, inteligentes y profundas.

Pocos autores han ahondado tanto en el día a día de los más desfavorecidos y marginales como Arlt, por derecho uno de los mejores novelistas y cuentistas del siglo XX.
De familia humilde la crítica lo ha querido encasillar a menudo con el grupo de los escritores más desfavorecidos de la literatura argentina de los años treinta. Se situaba el grupo de los escritores refinados y vanguardistas en la calle Florida y el de los más populares y de ideología izquierdista en la zona de la calle Boedo. Como señala muy bien José Miguel Oviedo en su “Antología crítica del cuento hispanoamericano” (Alianza Editorial) esto nunca fue del todo exacto y había contacto entre los dos grupos. Por ejemplo Arlt tuvo una fuerte amistad con Güiraldes, uno de los emblemas del grupo de la calle Florida, y éste le publicó a menudo en sus revistas. Lo cierto es que, con excepción de El juguete rabioso, ninguno de los libros que publicó Arlt lo hizo en grandes editoriales y nunca tuvo un gran éxito de público.

El reconocimiento y las reediciones vinieron después de su temprana muerte, especialmente se le empieza a valorar a partir de los años sesenta en que se reeditan sus obras y empieza a tener un peso crítico a sus espaldas.
La obra de Arlt se resume en tres novelas y una setentena de cuentos recogidos especialmente en revistas y publicaciones periódicas. “El jorobadito”, publicado por Anaconda ( una de esas pequeñas editoriales en las que publicaba) en 1933, con sus nueve cuentos, es probablemente su obra emblemática. En sus páginas se aborda con una hondura sin igual la miseria, la venganza, lo vulgar, y lo maligno mezclado con lo heroico. Todas las condiciones y cualidades humanas se recogen en sus páginas, a menudo salpicadas por una notable vertiente fantástica que caracteriza a buena parte de sus relatos. Su temprana muerte, víctima de un infarto con apenas cuarenta y dos años, nos privó seguramente de una fecundísima obra literaria y al propio autor de un reconocimiento que sin duda merecía.

Con su legado en el mundo del cuento contemporáneo ( especialmente El juguete rabioso y El jorobadito) nos sirve ya para colocarlo entre los grandes de las letras hispanas, a la altura de cualquiera, pese a que su obra no haya tenido nunca el suficiente reconocimiento entre la crítica española.

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