Quiero empezar esta reseña con un refrán tan manido como certero en su mensaje: “Nunca es tarde si la dicha es buena”. Efectivamente, mi natural desorden existencial ha hecho que lea tan tarde “Estancos del Chiado”, libro de relatos de Fernando Clemot ganador del Premio Setenil al mejor libro de Relatos en 2009. Pero no por tarde lo he disfrutado menos, amigos. Y como muestra aquí va esta reseña que espero que, aunque un poco tarde, os venga también a convencer de que éste es un libro que merece, y mucho, la pena de ser leído.
Estancos del Chiado, volumen que debe su nombre a uno de los relatos que recoge aunque la portada nos recuerde más a otro de ellos (“Un cuarenta y cinco largo”) es un libro que recoge un total de once cuentos del escritor Fernando Clemot, todos ellos premiados en alguna ocasión, como de ello deja constancia el apartado que prácticamente cierra la obra, de título “Relación de premios recibidos”. Por si esto fuera poco, y como decía antes, el conjunto que vinieron a conformar estos once cuentos resultó ganador del Premio Setenil al mejor libro de Relatos en 2009, un premio de lo más codiciado entre los cuentistas que, además, es siempre todo un signo de calidad.
Como bien nos anuncia Jordi Gol en el cuidado prólogo que le dedica a esta obra, Estancos del Chiado se divide en tres partes claramente diferenciadas: Mitologías (donde los mitos modernos de todo tipo están muy presentes en la trama del texto, aunque a veces no lleguen a ser los protagonistas de la historia), El jardín de la memoria (parte dedicada precisamente a la rememoración de hechos acontecidos en el pasado, generalmente bastante remoto) y Ocasos (donde se engloban los relatos que hablan del fin de una etapa importante para los personajes).
Aunque estas demarcaciones son bien justas, los cuentos de Clemot, cuán héroes indómitos o canallas desvergonzados, suelen cruzar las fronteras establecidas para recordarnos a cada rato la especial relevancia que toman una vez unidos en este volumen. En este sentido, lo primero que salta a la vista es la predominancia de los cuentos narrados en primera persona, pues cuando el narrador es también personaje (no obligatoriamente protagonista) la trama suele adquirir más fuerza.
Más tarde, constataremos el valor de la anécdota, ese hecho aislado y a la vez inolvidable, a la hora de trazar el argumento (como en “El principe del Vómero”, “Orgullosamente apasionado”, “Una dama sans merci”, “Un cuarenta y cinco largo”, “El verano del cortapichas”, etc).
Los fantasmas son a veces invitados, otras veces intrusos en la historia. El caso es que la mayoría de ellos son meros espectros de la memoria (como en “Bautizos de primaveras pasadas”, “Levante”, “El verano del cortapichas”),y sólo en uno de estos cuentos hallaremos un fantasma real, por así decirlo (concretamente, en el relato de título “Una dama sans merci”).
Los personajes aquí son de todo tipo, aunque llaman especialmente la atención esos tipos que en algún momento de su vida pecaron de soberbia (como en “Cazadores de ganado”), muchas veces seductores empedernidos a veces (es el caso de “Estancos del Chiado” y “Terrazas de otoño”), que finalmente acaban recibiendo lo que se merecen (estén o no ellos conformes).
Por último, y aunque podría resaltar muchos más aspectos, os diré que las atmósferas suelen ser melancólicas pero apasionadas, recordando muchas veces a la creada por el mismo autor para su novela “El golfo de los poetas”; aunque también hay espacio para la ironía (como en“Cazadores de ganado”o “Terrazas de invierno” ), y la nota divertida que hará que el lector sonría (ejemplos de ello los encontramos en “Un cuarenta y cinco largo” y “Árbol de familia”).
Estancos del Chiado, por tanto, es un libro heterogéneo en cuanto a la temática de sus relatos, pero a la vez uniforme en cuanto al inigualable estilo de su autor, Fernando Clemot, lo inolvidable de sus personajes y sus tramas, y la excelente calidad literaria de la que, sin duda, los amantes del buen cuento escrito en español sabrán disfrutar. ¿Se puede pedir más de un libro de relatos, amigos?
Efectivamente, nunca es tarde para leer un libro de cuentos, especialmente si el ejemplar es tan bueno como “Estancos del Chiado”. Aún estáis a tiempo, amigos, de descubrirlo por vosotros mismos. No dejéis que pase más tiempo si esta reseña o cualquiera de las que se han escrito sobre este volumen se han escrito os han convencido, porque, como también dice otro refrán, “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
Cristina Monteoliva
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