viernes, 31 de diciembre de 2010

MICRORELATO DE HAMID ATIF: MUERTE DE UN ATEO

MUERTE DE UN ATEO

por Hamid Atif


"Vive sólo para ti, si pudieras; pues sólo para ti, si mueres, mueres"
Arte de bien morir y breve confesionario. Anónimo.


Cuando el autobús de línea cruzaba el puente sobre el río Tahaddart, producía aquel sonido que siempre resultaba de lo más parecido al de un viejo tren.

Sólo entonces sentía estar a las puertas de casa.


En ese mismo instante en el cual mi pensamiento se centraba - cada vez más - en lo lejano y cercano que estaba del lugar donde transcurrió buena parte de mi infancia, el conductor del autobús había irrumpido de forma precipitada y rápida en el puente sobre el río Tahaddart.


La anciana sentada a mí lado sujetando una bolsa de lino a su pecho, lanzó entonces una mirada cuestionadora hacia delante y otra hacia mí, como quien busca explicaciones, mostró su extrañeza levantando unas cejas pobladas y blancas, quizás como constatando mi excesiva calma.
De pronto el inenterrumpido ruido del claxon de nuestro autobús, al mismo tiempo que presenciabamos el baile que ejecutaban sus ruedas y frenos sobre la carretera. Los viajeros de la parte delantera que se agarraban a los respaldos de sus asientos, gritaban: ¡Dios, Dios! Los de atrás se habían puesto de pie, mirando hacia delante, sin dejar de sujetarse, mientras el autobus seguía siendo lanzado hacia delante como un cohete.

Ahora son todos: ¡Dios, Dios santo!

Yo sin embargo apenas miraba por la ventana.

La gran sacudida que nos sobrevino después de que el autobús chocase contra el borde del puente sobre el río Tahaddart, hizo desaparecer a la anciana como por arte de magia, y cuando quise darme cuenta de lo que ahí sucedía sentí aquel vacío en las tripas, semejante a cuando un avión despega, más irregular, más violento quizás, y sobrevolamos el río...


El agua del río, fría y algo salada, trataba de consolar las heridas producidas por el choque y los cristales que un instante atrás habían volado como flechas, cuando desde el interior del autobús que aún se removía como una res sacrificada, contemplaba yo una escena poco habitual; pasajeros y sus pertinencias, pedazos de asientos de madera y una enorme rueda, flotábamos en el interior del autobús como peces mareados.


Ocurrió todo tan deprisa, aquella mañana nublada de invierno, a la vez que muy lentamente, como cuando uno contempla desde la ventana de un tren el paso de los árboles.


Algunos pasajeros aún podían gritar: Dios, Dios mío...
Recuerdo que supe cuanta inútil deseperación había en el clamor de sus gritos.

Sentía entonces una dulce somnolencia.

Yo, moría.

Bajo el puente sobre el río Tahaddart.

LAS MEJORES NOVELAS DEL 2010, SEGÚN LA REVISTA "CULTURAMAS"

Se han publicado los resultados de las votaciones a las mejores novelas del año 2010 según los colaboradores de la revista Culturamas, entre los que me cuento.
El cuadro de honor sería:

1 Verano 37 John M. Coetzee
2
La luz es más antigua..
26 Ricardo M. Salmón
3 Tiempo de vida 22 Marcos Giralt T.
4 Sukkwan Island 19 David Vann
5 Contraluz 16 Thomas Pynchon
5 Los once 16 Pierre Michon
6 El error 15 César Aira
7 Blanco nocturno 13 Ricardo Piglia
8 El ladrón de morfina 12 Mario Cuenca

El cuadro completo en la página:
http://www.culturamas.es

ARTÍCULO SOBRE MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS PUBLICADO EN LA REVISTA CULTURAMAS (29/12/10)

Sobre Miguel Ángel Asturias

por Fernando Clemot

Al guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974) se le considera el principal creador del “realismo mágico”, movimiento acuñado ya en los años cuarenta, y que luego influiría de forma decisiva en autores posteriores como Alejo Carpentier, Juan Rulfo o Gabriel García Márquez.

La trayectoria de Asturias no parecía destinada a la literatura y tras su paso por la universidad y de acceder a la carrera de notario y posteriormente diplomática todo indicaba que sería el mundo de las leyes en el que iba a acomodarse. Es entonces, cuando todavía muy joven crea la Universidad Popular, en 1922, de la que será primer rector y donde ya da las primeras muestras de su irrenunciable vocación literaria.

Pocos años después se publican sus Leyendas de Guatemala (1930) libro de relatos en los que ya aparecen los temas y el estilo que caracterizaría su obra posterior en novela ( destacamos El señor Presidente, en 1946, y Hombres de maíz, en 1949). En Leyendas ya aparece la presencia de la mitología maya y popular, el enfrentamiento entre las cosmovisiones precolombinas y colonizadora y cierto aliento del Surrealismo que siempre matizó en su obra. La obra de Miguel Ángel Asturias sería ampliamente reconocida en vida y sería el primer hispanoamericano galardonado con el Premio Nóbel de Literatura, en el año 1967.

Adjuntamos un fragmento de uno de los cuentos, Ahora que me acuerdo, de su libro de cuentos más célebre: Leyendas de Guatemala. En él podemos distinguir las cualidades narrativas de Asturias, también la naturaleza y el poso de la civilización maya que reproduce un universo mítico, natural que se mezcla con la vida cotidiana de las clases más humildes. El texto está lleno de sonoridades que en algún momento enlazan con el Surrealismo, del que es deudor, y el Modernismo de Darío.

Ahora que me acuerdo

Los Güegüechos de gracia José y Agustina, conocidos en el pueblo con los diminutivos de Don Chepe y la Niña Tina hacen la cuenta de mis años con granos de maíz, sumando de uno en uno de izquierda a derecha, como los antepasados los puntos que señalan los siglos en las piedras. El cuento de los años es triste. Mi edad les hace entristecer.
—El influjo hechicero del chipilín —habla la Niña Tina— me privó de la conciencia del tiempo, comprendido como sucesión de días y de años. El chipilín, arbolito de párpados con sueño, destruye la acción del tiempo y bajo su virtud se llega al estado en que enterraron a los caciques, los viejos sacerdotes del reino.
—Oí cantar —habla Don Chepe— a un guardabarranca bajo la luna llena, y su trino me goteó de mielita hasta dejarme lindo y transparente. El sol no me vido y los días pasaron sin tocarme. Para prolongar mi vida para toda la vida, alcancé el estado de la transparencia bajo el hechizo del guardabarranca.
—Es verdad —hablé el último—, les dejé una mañana de abril para salir al bosque a la caza de venados y palomas, y, ahora que me acuerdo, estaban como están y tenían cien años. Son eternos. Son el alma sin edad de las piedras y la tierra sin vejez de los campos.

Salí del pueblo muy temprano, cuando por el camino amanecía sobre las cabalgatas. Aurora de agua y miel. Blanca respiración de los ganados. Entre los liquidámbares cantaban los cenzontles. La flor de las verbenas quería reventar. Entré al bosque y seguí bajo los árboles como en una procesión de patriarcas. Detrás de los follajes clareaba el horizonte con oro y colores de vitral. Los cardenales parecían las lenguas del Espíritu Santo. Yo iba viendo el cielo. Primitivo, inhumano e infantil, en ese tiempo me llamaban Cuero de Oro, y mi casa era asilo de viejos cazadores. Sus estancias contarían, si hablasen, las historias que oyeron contar. De sus paredes colgaban cueros, cornamentas, armas, y la sala tenía en marcos negros estampas de cazadores rubios y anima les perseguidos por galgos.

Cuando yo era niño, encontraba en aquellas estampas que los venados heridos se parecían a San Sebastián. Dentro de la selva, el bosque va cerrando caminos. Los árboles caen como moscas en la telaraña de las malezas infranqueables. Y a cada paso, las liebres ágiles del eco saltan, corren, vuelan.

ARTÍCULO SOBRE ROBERTO ARLT APARECIDO EN LA REVISTA CULTURAMAS (20/12/10)



Roberto Arlt (1900-1942) nació en Buenos Aires, hijo de una familia de ascendencia austriaca y habló de niño y en el ambiente familiar el alemán. El español sólo lo practicó en la calle, de joven como una segunda lengua. Este déficit lingüístico no lo consiguió enmendar nunca del todo Arlt que a menudo se desenvolvió en un lenguaje lacónico, algo obtuso y enredado en ocasiones. Todo este problema lo suplió con una dinámicas narrativas, ágiles, inteligentes y profundas.

Pocos autores han ahondado tanto en el día a día de los más desfavorecidos y marginales como Arlt, por derecho uno de los mejores novelistas y cuentistas del siglo XX.
De familia humilde la crítica lo ha querido encasillar a menudo con el grupo de los escritores más desfavorecidos de la literatura argentina de los años treinta. Se situaba el grupo de los escritores refinados y vanguardistas en la calle Florida y el de los más populares y de ideología izquierdista en la zona de la calle Boedo. Como señala muy bien José Miguel Oviedo en su “Antología crítica del cuento hispanoamericano” (Alianza Editorial) esto nunca fue del todo exacto y había contacto entre los dos grupos. Por ejemplo Arlt tuvo una fuerte amistad con Güiraldes, uno de los emblemas del grupo de la calle Florida, y éste le publicó a menudo en sus revistas. Lo cierto es que, con excepción de El juguete rabioso, ninguno de los libros que publicó Arlt lo hizo en grandes editoriales y nunca tuvo un gran éxito de público.

El reconocimiento y las reediciones vinieron después de su temprana muerte, especialmente se le empieza a valorar a partir de los años sesenta en que se reeditan sus obras y empieza a tener un peso crítico a sus espaldas.
La obra de Arlt se resume en tres novelas y una setentena de cuentos recogidos especialmente en revistas y publicaciones periódicas. “El jorobadito”, publicado por Anaconda ( una de esas pequeñas editoriales en las que publicaba) en 1933, con sus nueve cuentos, es probablemente su obra emblemática. En sus páginas se aborda con una hondura sin igual la miseria, la venganza, lo vulgar, y lo maligno mezclado con lo heroico. Todas las condiciones y cualidades humanas se recogen en sus páginas, a menudo salpicadas por una notable vertiente fantástica que caracteriza a buena parte de sus relatos. Su temprana muerte, víctima de un infarto con apenas cuarenta y dos años, nos privó seguramente de una fecundísima obra literaria y al propio autor de un reconocimiento que sin duda merecía.

Con su legado en el mundo del cuento contemporáneo ( especialmente El juguete rabioso y El jorobadito) nos sirve ya para colocarlo entre los grandes de las letras hispanas, a la altura de cualquiera, pese a que su obra no haya tenido nunca el suficiente reconocimiento entre la crítica española.

lunes, 20 de diciembre de 2010

CURSOS DE NARRATIVA PROGRAMADOS PARA EL PRIMER CUATRIMESTRE

Adjunto enlace a los cursos en los que participo en el primer cuatrimestre del 2011 para quien pueda tener interés. Hay en formato presencial y virtual, de iniciación y avanzados.
Un abrazo.

Fernando Clemot

TALLER DE NARRATIVA DE LA UNIVERSITAT AUTÒNOMA DE BARCELONA A partir del 1 de febrero. Martes y jueves de 17 a 19 horas.
Se convalida por tres créditos o dos ETP.
http://laxarxa.uab.es/serveis-interior.php?servei=131&cat=3


EnlaceTALLER DE NARRATIVA AVANZADO EN EL LABORATORIO DE ESCRITURA A partir del 15 de enero. Sábados de 10 a 13 horas
EN FORMATO AULA VIRTUAL Y PRESENCIAL. http://laboratoriodeescritura.com/laboratorio/cursos-virtuales/narrativa/narrativa-avanzado-virtual.php


TALLER DE NARRATIVA INICIACIÓN EN L'ORFEÓ GRACIENC
Gestiona Faerfeit: Viernes de 10 a 13 horas a partir del 14 de enero.
http://www.faerfeit.com/Faerfeit/tabid/40/entryid/211/Tallers-d-escriptura-a-l-Orfeo-Gracienc-gener-marc-2011.aspx

miércoles, 15 de diciembre de 2010

PRESENTACIÓN DE "EL APOCALIPSIS DE LOS TRABAJADORES" DE VALTER HUGO MAE

Con Enric Cucurella, Valter Hugo y Claudia Cucchiarato
Créditos de las fotografías: Bouman Studio





FOTOS DEL FESTIVAL "I LUOGHI DELLE PAROLE" (CHIVASSO-TORINO), OCTUBRE DE 2010

Conferencia en Chivasso

Con Andrés Neuman y Paul Viejo en Settimo Torinese.
Presentación de Andrés Neuman en Settimo Torinese.

Torino: La Mole Antonelliana.

Chivasso: El Duomo.

Con Giorgio Vasta y Luigi Marfé, en las jornadas.

Palazzo Einaudi de Chivasso, sede del festival.