La contemplación de Orión (el Cazador), la más magnífica de las constelaciones, es el mejor espectáculo que podemos observar en nuestras latitudes en estos primeros meses del año. La constelación es muy visible desde las primeras horas del anochecer hasta el amanecer, dominando la región sur-suroeste del cielo, siempre por encima de Sirio, la estrella más brillante.
No es Orión la constelación más notable por su tamaño ( ocupa el puesto 26 en esa escala y únicamente 594 grados del arco celeste) si no por la magnificencia de lo que podemos observar dentro de ella, muchas veces a simple vista o con unos prismáticos sencillos. Ninguna parte del cielo nos ofrece más por menos.
El relieve inconfundible de Orión está formado por siete estrellas que delimitan sus límites y
entre las que destacamos los siguientes puntos:
Betelgeuse: En la foto superior es la estrella rojiza que cierra el dibujo por la izquierda. Es una supergigante roja que está a 430 años-luz. Betelgeuse es un nombre árabe que hace alusión a la mano del cazador.
Rígel: Es la estrella azulada de la parte inferior de la foto. Es una supergigante blanco-azulada que tiene unas 40 veces el tamaño del Sol y cuya luminosidad es 57 000 veces superior a la de nuestra estrella. Rígel es la séptima estrella más brillante del cielo.
Foto: Vista de la región M42 (Nebulosa de Orión)
El cinturón de Orión: Una de las partes más llamativas de la constelación y gracias a la que la localizamos con gran facilidad. Trazan una línea recta tres estrellas de parecidas características a la vista llamadas Mintaka, Alnilam y Alnitak. La más llamativa es Alnilam, una supergigante joven de magnitud 1,7 y con una luminosidad real superior unas 40 000 veces a la del Sol. El nombre de Alnilam proviene del árabe y significa "el collar de perlas" ( Al-nitham)
La Gran Nebulosa de Orión (M42): Esta nube de gas resplandeciente e irregular es uno de los objetos más bellos del cielo y es el objeto celeste más lejano que podemos observar a simple vista ya que está a 1700 años luz. Se cree que tiene un diámetro de 30 años luz y hay docenas de estrellas variables dentro de ella. Fue vista por primera vez con telescopio por el astrónomo italiano Peiresc en 1611. La nebulosa está llena de espirales formadas por remolinos de gas y es una visión a la que los aficionados a la astronomía volverán de forma continua.
No es Orión la constelación más notable por su tamaño ( ocupa el puesto 26 en esa escala y únicamente 594 grados del arco celeste) si no por la magnificencia de lo que podemos observar dentro de ella, muchas veces a simple vista o con unos prismáticos sencillos. Ninguna parte del cielo nos ofrece más por menos.
El relieve inconfundible de Orión está formado por siete estrellas que delimitan sus límites y
entre las que destacamos los siguientes puntos:
Betelgeuse: En la foto superior es la estrella rojiza que cierra el dibujo por la izquierda. Es una supergigante roja que está a 430 años-luz. Betelgeuse es un nombre árabe que hace alusión a la mano del cazador.
Rígel: Es la estrella azulada de la parte inferior de la foto. Es una supergigante blanco-azulada que tiene unas 40 veces el tamaño del Sol y cuya luminosidad es 57 000 veces superior a la de nuestra estrella. Rígel es la séptima estrella más brillante del cielo.
Foto: Vista de la región M42 (Nebulosa de Orión)
El cinturón de Orión: Una de las partes más llamativas de la constelación y gracias a la que la localizamos con gran facilidad. Trazan una línea recta tres estrellas de parecidas características a la vista llamadas Mintaka, Alnilam y Alnitak. La más llamativa es Alnilam, una supergigante joven de magnitud 1,7 y con una luminosidad real superior unas 40 000 veces a la del Sol. El nombre de Alnilam proviene del árabe y significa "el collar de perlas" ( Al-nitham)
La Gran Nebulosa de Orión (M42): Esta nube de gas resplandeciente e irregular es uno de los objetos más bellos del cielo y es el objeto celeste más lejano que podemos observar a simple vista ya que está a 1700 años luz. Se cree que tiene un diámetro de 30 años luz y hay docenas de estrellas variables dentro de ella. Fue vista por primera vez con telescopio por el astrónomo italiano Peiresc en 1611. La nebulosa está llena de espirales formadas por remolinos de gas y es una visión a la que los aficionados a la astronomía volverán de forma continua.
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