miércoles, 8 de julio de 2009

ENTREVISTA A UNAI ELORRIAGA







ENTREVISTA A UNAI ELORRIAGA
Por Fernando Clemot



Unai Elorriaga ( Getxo, 1973) tuvo una de las apariciones más fulgurantes y sorprendentes que recordamos con una primera novela. SPrako Tramvia (Elkar, 2001) traducida al español como Un tranvía en SP ( Alfaguara, 2001) fue un éxito. Esta novela alcanzaría ese altísimo grado de popularidad gracias primero al boca a boca y posteriormente con el Premio Nacional de Narrativa de 2002, posiblemente este premio sea una de las sorpresas más encantadoras de los últimos tiempos. Bajo el influjo todavía de este bombazo publicó posteriormente El pelo de Van´t Hoff (Elkar y en español Alfaguara, 2003) y la última Vredaman (Elkar y en español Alfaguara, 2005).
Teníamos ganas de hablar con Unai sobre estos últimos títulos y sobre todo lo que pasó con su Tranvía en SP, sobre los rasgos que definen a la literatura vasca, sobre las traducciones y sobre su visión del momento actual de la literatura en Euskadi.


- Publicas tu primera novela y consigues un gran éxito en Euzkadi; se traduce al español, el éxito se consolida y además te conceden un premio (el Premio Nacional de Narrativa 2002) que a menudo parece reservado a trayectorias más que a títulos. Todo con veintinueve años. ¿No te colapsó todo este tumulto? ¿Cambió tu forma de trabajar en algo?

No, evidentemente el resultado fue todo lo contrario, me estimuló, me dio alas. Con este tipo de reconocimientos empiezas a sospechar que lo que escribes le puede gustar a alguien, que se puede extender y dejar de ser algo personal. Llegas a la conclusión de que puedes decir algo. En cuanto a lo del cambio, cambió de forma decisiva el hecho de llegar a ser profesional. Hasta aquel momento era traductor y trabajaba en horas libres. Dedicaba ya las horas centrales, las más intensas las podía ocupar en escribir y creo que esta dedicación afecta de forma decisiva también a lo que vas escribiendo.

- Empezaste a trabajar el cuento antes de tu primera novela Un tranvía en SP ¿Es la narrativa breve un campo de trabajo necesario para el escritor novel antes de abordar una novela?

Necesario desde luego que no. Cada autor tiene su proceso y hay cerebros y obras que se funcionan de forma diferente. Hay gente que empieza, por ejemplo, escribiendo guiones. Nunca había pensado que podía escribir novelas, pensaba que mi género era el cuento pero poco a poco descubres que hay ideas y espacio para todo. No hay porque encasillarse, hay motivos y tiempo para abarcar cualquier género.

- Hay un detalle importante que nos llama la atención. ¿Por qué traduces tus novelas? No suele ser muy frecuente...

Es sencillo. Soy traductor de profesión y como cualquier traductor sabe es imposible la traducción perfecta o ideal de una obra literaria. Yo he traducido muchas obras y sé que si muchos autores pudieran descubrir algunos secretos o fragmentos de algunas traducciones no les gustaría demasiado. El traductor mejor de una obra es sin duda el autor mismo. Si tuviera que traducir mi obra al alemán evidentemente tendría que renunciar a traducirla pero tengo la oportunidad de hacerlo con el euskera y el castellano y me cuesta renunciar a ello.

- Encontramos en tu obra un lenguaje bastante desnudo, alejado de descripciones farragosas; también una utilización abundante del diálogo y la frase corta, testimonios ambos de oralidad. ¿Consideras que es la oralidad uno de los rasgos que mejor podría definir tu novelística?

La oralidad... Creo que hago una búsqueda consciente de ella. En la literatura actual nos estamos alejando cada vez más de ella puede que por fingir una apariencia de intelectualidad. Desde mi punto de vista los mejores tesoros de la literatura están directamente relacionados con la oralidad. En la literatura vasca, por ejemplo, hasta el siglo XIX o XX, prácticamente sólo se reflejaba esta tradición oral. Me siento cómoda con ella y no tengo dudas de que es un aspecto que se debería recuperar.

-De tu segunda novela ( El pelo de Van´t Hoff) han señalado algunos críticos que es demasiado arriesgada. ¿Qué contestarías a esta afirmación?

Me gusta el riesgo. Incluso su negatividad o el sentido negativo que se le pueda apreciar me gusta. Parece que cuando se llega a subir a algún tipo de pedestal hay que seguir haciendo lo que estabas haciendo pero yo pienso que llegué al premio y a cierto éxito investigando y no veo por qué no tengo que seguir haciéndolo. Supongo que el tiempo dirá hasta dónde llega “El pelo de Van´t Hoff.”

-Los ancianos, niños, adultos que utilizan el lenguaje infantil... Utilizas temas y registros generalmente desdeñados por la literatura actual ¿Qué te llevó a interesarte por estos “extremos” vitales?

Lo desdeñable considero que sería todo lo contrario. Evito las tendencias actuales ya que creo que lo extremo es también muy atractivo. Nadie es consciente de que va a morir y la cercanía de esa conciencia da una lucidez inusual. Así ocurre con los ancianos. Creo que, por otra parte, los niños ven la sociedad sin contaminarse por lo que les rodea, sin la influencia de otras personas o conductas. Los ancianos y niños nos dan un punto de vista menos tratado por la narrativa actual pero a mi juicio tan útil o interesante como el de un adulto normal.

-Un tranvía en SP, El pelo de Van´t Hoff, Vredeman. Las tres parecen unidas por unos vectores comunes pero nos gustaría que fueras tú quien nos marcaras los que consideras los ejes temáticos de tus obras. -¿Qué otros campos de la “comedia humana” te gustaría explorar en tus próximas novelas?


Estas tres primeras novelas cierran un ciclo. La primera fue arriesgada, una auténtica busca de nuevos lenguajes y yo creo que en la segunda se mantiene este mismo estilo. La tercera sería el punto de cierre de estas dos primeras aunque creo que el estilo es totalmente diferente. Creo que uno de los ejes sería una exploración del cerebro, por ahí me gustaría profundizar, el alma humana en su enfermedad, en su maldad, profundizar en sus aspectos más oscuros también


SOBRE LA LITERATURA VASCA

-La literatura vasca sigue siendo una gran desconocida para el lector en lengua española: Bernardo Atxaga, tú, suena también Harkaitz Cano pero se conoce poco. Se diría que los autores vascos llegan al mercado español con cuentagotas. ¿Qué autores crees que podrían ser interesantes para el lector español?

Es difícil dar nombres ya que estamos hablando de una literatura muy pequeña aunque me gustaría destacar algunos autores que quizá no han tenido la repercusión que han podido alcanzar los que mencionas. En esta línea podríamos encontrar a Anjel Lertxundi, Ramón Saizarbitoria, Joseba Sarrionandía...

-¿Qué valores puede ofrecer esta literatura y que todavía no han sido transmitidos?

Yo destacaría la gran tradición heredada de los versolaris, de la poética y la narrativa de la improvisación que ha llegado incluso a crear escuelas de improvisación. Creo que se ha hecho un gran trabajo en este sentido, un trabajo enriquecedor y posiblemente sea este hecho uno de los rasgos más diferenciadores de la literatura vasca.

-¿Cuáles crees que son los principales problemas (distribución, traductores, interés de las grandes editoriales españolas...) que impiden que los principales autores vascos lleguen al público lector español?

El mercado literario español es infinitamente más grande que el de la literatura vasca. Existe un mercado saturado de escritores y editoriales a los que hay que sumar además todos los escritores que vienen de Hispanoamérica que buscan también un lugar en este mercado. Aparte habría que incluir la cantidad de traducciones que se hacen de autores europeos o norteamericanos. Quizá el mayor problema que veo es éste, la saturación… en un mercado así, con esta avalancha de ofertas y títulos, cuesta encontrar un lugar para una literatura como la nuestra.

-El mercado editorial, el público lector... Se conoce poco la industria editorial en euskera ¿Cuáles crees que son las características esenciales de la edición en euskera? ¿Sus principales problemas?

La característica más destacable es el tamaño, no debemos tener más allá de 700 000 hablantes de nuestra lengua, pero este no sería el público potencial de cualquier libro, a estos 700 000 habría que restar los que no leen nunca, los que no les gustas, la gente preocupada en otras actividades… Si seguimos restando puede que no tengamos los escritores en euskera un público que vaya mucho más allá de 50 000 lectores potenciales

Gracias, Unai. Un abrazo.

Entrevista publicada en el número 6 de la revista Paralelo Sur ( Barcelona, abril de 2008)

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