jueves, 7 de enero de 2010

ENTREVISTA A JOSE LUIS PEIXOTO



ENTREVISTA A JOSE LUIS PEIXOTO

“...Hacer lo que todo el mundo esta haciendo no es moderno, ni novedoso, es simplemente seguir la corriente, no remontarla...”

por Jordi Gol y Fernando Clemot

José Luís Peixoto es una de las figuras más destacadas de la narrativa contemporánea portuguesa. Nació en 1974 (Galveias, Ponte de Sor). Licenciado en Lenguas y Literaturas Modernas (inglés y alemán) por la Universidade Nova de Lisboa. En 2001, su primera novela "Nadie nos mira" recibió el Premio Literario José Saramago. La segunda, "Una casa en la oscuridad" (El Aleph, 2008) fue muy bien acogida por la prensa literaria y el público. "Cementerio de Pianos" (El Aleph, 2007) ha sido la novela que le ha dado mayor proyección internacional y se ha publicado en más en quince países. En España esta novela ha recibido el premio Cálamo - Otra mirada 2007.

Tu último libro, Cementerio de pianos, va a ser traducido y publicado por las grandes editoriales europeas y americanas ¿Por qué el salto de editoriales pequeñas a grandes editoriales?


Para mí no es indiferente que un libro que escribo tenga más o menos lectores, porque creo que la escritura de un libro solo concluye verdaderamente cuando el libro es leído por el lector. Por tanto, si no hay ninguna perversión de los principios que me llevan a escribir, prefiero que un libro tenga la mayor posibilidad de encontrar lectores. Por eso un gran sello me da mayores posibilidades de causar más curiosidad en la gente y de que los libros pasen esa frontera de Portugal a otros países, como España y que lo haga llegando a lectores y a gente que pueda recrear dentro de sí a esos personajes, paisajes e ideas que están en esos libros.

Además de Cementerio de Pianos, el Aleph va a editar tus libros anteriores.

Sí, incluso Nadie nos mira. Eso me agrada muchísimo porque aunque son libros que escribí hace algunos años, para mí siguen siendo libros muy importantes; también Te me moriste, mi primer libro, escrito con 21 años. En Portugal son libros que no han sido descatalogados, lo que me hace mucha ilusión, porque son escalones no solo de mi escritura, si no también de mi vida. Son libros con los cuales tengo un ligamen personal muy fuerte.

¿Cuáles son los temas principales de "Cementerio de Pianos"?

Los temas principales del libro son los temas de siempre en la literatura universal. Es un libro que intenta plantear cuestiones más que determinar las respuestas o los caminos de interpretación que el libro presenta. En un primer lugar estaría el tema de la muerte como oposición a la vida (hablar de la muerte es siempre hablar de la vida, que es todo lo que tenemos para valorar la muerte), por eso la vida está muy presente en el libro desde la perspectiva del paso del tiempo, que acaba siendo el tema principal de la novela. Un tiempo que no se detiene, en muchos aspectos, ni con la muerte. El tiempo siempre sigue, es un continuo de muertes del pasado, pero al mismo tiempo un nacimiento constante del futuro, y nosotros escribimos nuestras vidas sobre él. El libro aborda este tema contando la historia de una familia a través de varias generaciones que nacen y mueren, a veces de forma próxima, e incluso simultánea, y donde personajes de diferentes edades son presentados de forma a veces anacrónica para dar múltiples perspectivas que se resuman en la perspectiva total de una vida; perspectiva que muchas veces la gente no tiene porque está muy metida en eso que es estar vivo. Por eso uno de los narradores empieza a contar la historia cuando ya está muerto, con una visión de la vida desde afuera, que permite mirar los acontecimientos y las tragedias, éxitos, amores y desilusiones con mucha perspectiva.

Las mujeres en tus libros son siempre mujeres tristes, mujeres maltratadas...

La imagen de la mujer triste y maltratada, como maldita, es una imagen que existe y que está siempre presente, pero intento desfocalizarla, sin que presente una opinión o una idea mía. Intento que sea solo una imagen que cada uno interprete a su manera. Una imagen que intenta representar mucho de los que todavía ocurre en nuestras sociedades ibéricas, no solo en Portugal, y que tal vez hoy ocurra menos que hace unas décadas (o tal vez no). Por eso esa imagen de la mujer, que en la novela llega a padecer violencia, para que el lector, hombre o mujer, reflexione sobre ello y se posicione. Yo tengo mi posición, ya que no mirar hacia otro lado y exponerla ya es una manera de tomar partido.

La estructura de la novela es compleja, con puntos de vista intercalados, y exige una interpretación global por parte del lector ¿Qué referentes o qué influencias manejas en cuanto a la estructura?

Hoy en día, cuando uno va a escribir una novela o a crear una estructura, es imposible que no tenga en mente referentes, no solo literarios, sino artísticos en general, porque escribimos bajo siglos y siglos de historia literaria que no es posible ignorar. Podría decirse que está insertado en nuestro código civilizacional, cuando uno pone el bolígrafo en la hoja o los dedos en el ordenador. Yo no llegue a la estructura de Cementerio de Pianos a través de referentes directos, conscientes, pero estoy convencido de que si nunca hubiese leído a Antonio Lobo Antunes, o a Faulkner o a otros tantos autores que me hayan hecho cuestionarme la linealidad de la narrativa, nunca hubiese llegado a escribir algo así. Para mí, incluso hay un referente de las artes plásticas muy directo, el "puntillismo", al estilo de Seurat o Karagozian, una imagen de la que si miras muy cerca no ves más que puntos, pero de la que vas distinguiendo las formas y las perspectivas a medida que te vas alejando. Esto me ayudo a crear esta novela que en al final es un conjunto de voces y episodios (o relatos o imágenes de una familia o personaje específico) que se pueden leer por separado, pero que luego, sumados, dan la imagen global de los personajes, de su trayecto, de sus ambigüedades. Una imagen más amplia. El "puntillismo" es una de las formas del impresionismo (o neoimpresionismo) pictórico, y el término impresionismo también me parece adecuado para hablar de la forma en que está construida esta narrativa, porque la forma en la que se encadenan las imágenes no es muy nítida, dejando en manos del lector una buena parte de la interpretación de la estructura; y al mismo tiempo intenta atraparlo en el trabajo de construcción del relato, porque creo que las cosas que exigen más esfuerzo son las que al final más firmemente se interiorizan, porque son las que están creadas de experiencia y de esfuerzo propios.

Este hecho de hablar con los silencios, con las partes en blanco que el lector ha de rellenar tiene que ver mucho con el estilo que utilizas, más sugerente que explícito ¿Cómo lo definirías tú?

Creo que la base de mi estilo hasta ahora es la metáfora, desde el aspecto en que la metáfora no apunta un significado unívoco, concreto u objetivo, si no que determina un campo de significados (un campo semántico amplio); es decir algo que puede ser una cosa, pero también, por extensión, muchas otras de su campo semántico. Si decimos que una pared es blanca, cerramos mucho la interpretación (aunque hay muchas gamas de blanco) pero si decimos que esa pared es como una nube, las perspectivas se abren, según la experiencia del lector: ya no es necesariamente blanca, pero tampoco dura, tiene un abanico de posibilidades significativas mucho mayor. La metáfora, como digo, es lo que más marca mi estilo hasta ahora, no necesariamente el que está por venir.

Tu estilo se podría definir como "clásico", en oposición al estilo "moderno" de la "generación Nocilla", más directo, más sucio, con referentes anglosajones de la música, el cine y la televisión.

Yo creo que el lenguaje del realismo "sucio", el lenguaje cotidianizado, no es muy actual, pese a lo que se suela pensar en España (y también en Portugal). Este estilo tiene una relación muy directa con lo que se hace en los EEUU y en los países anglosajones. Es curioso porque mi novela Nadie nos mira la publicaron en noviembre en Inglaterra y en agosto la publicarán en EEUU y las críticas de ambos países valoran positivamente precisamente el hecho de que el lenguaje es totalmente distinto a lo que se suele hacer; porque hacer lo que todo el mundo esta haciendo no es moderno, ni novedoso, es simplemente seguir la corriente, no remontarla. Yo creo que uno siempre ha de buscar lo nuevo, incluso si lo nuevo implica mirar hacia atrás. Creo que es importante mirar a la tradición como también a la genialidad que hay en un pasado muy reciente. Al mismo tiempo, a mí me encantan escritores como Raymon Carver, pero me deja perplejo la cantidad de obras que invocan el nombre y la estética y la influencia de Raymon Carver, pero que se quedan muy lejos de lo que este hizo; además, hace ya muchas décadas.

A mí hay un ejemplo que me gusta, provinente de la música, que es el de los grupos de Rock y Pop que pudiendo hacer un sonido muy limpio, incorporan artificialmente el sonido del vinilo para volver el sonido más orgánico. Es una imagen muy curiosa del arte, en donde a veces hay que mirar hacia atrás para hacer algo realmente nuevo. Hay una diferencia muy grande entre novedad y nuevo, son dos palabras que se parecen solo de una manera muy superficial. La literatura debe buscar lo nuevo y no la novedad.

Por eso a mí me gusta lo orgánico. He nacido en un pueblo y allí pasé mi infancia hasta los 18 años. Hoy vivo en una ciudad. Y considero que tengo mucho de ambas culturas, la urbana y la rural, porque mientras estaba en mi pueblo me interesaba mucho por cosas de la cultura urbana (música, literatura, etc.) pero hoy que estoy en la ciudad también miro mucho a la ruralidad porque ambos medios tienen su naturaleza y no hay que elegir necesariamente entre una y otra: se puede intentar buscar lo que ambos tiene de bueno. Yo, al menos, necesito de lo orgánico, de lo natural. Y lo natural envuelve a las personas, los sentimientos. Porque los sentimientos, desde el modernismo, se ven muchas veces como una oposición a la inteligencia, como si hablar de sentimientos no pudiera ser un acto de inteligencia, y yo creo que es más bien al contrario, porque los sentimientos son uno de los elementos más humanos que existen, al igual que la inteligencia. Y la inteligencia que no sea modelada por los sentimientos, que no esté desarrollada con el objetivo de servir a los sentimientos de los hombres y las mujeres que son más o menos felices en relación directa a ellos, no es una inteligencia inteligente.

¿Cuál es tu método de trabajo?

Trabajar siempre. Yo escribo de una manera bastante obsesiva. Desde que empiezo a escribir efectivamente -porque la escritura comienza antes, con la mirada, con la reflexión y con la atención a todo lo que nos rodea para construir un edificio mental donde están los personajes, las intenciones, el enredo y la trama, en definitiva, los distintos niveles de la obra- desde que empiezo, la novela es en la única cosa en que pienso, e intento que eso sea mi prioridad. Me es difícil combinarlo con otras cosas. A veces incluso afecta a la gente que está cerca de mí porque toda mi atención se centra en lo que escribo. Además, es una escritura lenta, porque mi máximo son cinco páginas en un día, que tiene que ser increíble. Si en un día escribo dos páginas ya me doy por satisfecho. Luego, en el momento de escribir hay cosas que van cambiando con respecto al plan inicial, porque hay que ir dejando cosas para el momento en que se escribe. Yo, antes de escribir novelas, pensaba que no podría tener constancia en la forma de escribir, en el estilo. Los relatos que escribía eran totalmente diferentes unos a otros y pensé que eso se reproduciría en mis novelas. Pero luego llegué a la conclusión de que uno tiene que estar muy seguro de los principios que te llevan a escribir la novela y luego dejar algunos elementos para que los puedas poner de acuerdo con el día en que los escribes, porque quienes escribimos sabemos que sobre el mismo tema lo que se escribe hoy puede ser muy distinto de lo que se hubiese escrito otro día. La escritura también tiene algunos factores efímeros que la condicionan, porque está hecha por personas que también van al supermercado, que son normales, vaya. Ellas escriben y otras hacen otras cosas, nada más.

¿Puedes leer cuando estás escribiendo una novela?

Yo leo siempre. Cuando me canso de escribir -hay que gestionar también el cansancio parta no desgastarse forzándose- leo. A mí me influye lo que leo, pero no determinantemente. Si leyendo Guerra y Paz escribiese como Tolstoi, lo haría siempre que pudiese, pero no es así. Uno no escribe tal y como lee, y si tienes claros los principios del tema y del estilo, ya se queda con los que tiene y no los cambia, al menos profundamente. Es posible que me ayude el hecho de leer autores que escriben de forma muy diferente a la mía. Porque hay una voz que es la voz natural de uno. Yo, con 33 años escribo de forma similar en algunos aspectos a cuando tenía 25, pero en otros aspectos escribo de forma totalmente diferente. Si miras la escritura en general, no se nota demasiado, porque lo principal está ahí, en ambas formas. La línea es muy difícil de encontrar, pero, al menos en lo que respecta al estilo, se debe intentar buscar la propia voz dentro de su mundo, a lo largo del tiempo.

¿Y en qué momentos y situaciones escribes?

Yo escribo con el ordenador y me encanta, es un objeto muy romántico, porque escribes en la luz. Cardoso Pires llamaba al ordenador "máquina de borrar" porque eliminas lo que quieres y siempre se queda limpio, y eso es muy cómodo. Además no se acumulan las páginas, que dan una presión muy grande; solo ves la página que estás escribiendo. Cuando estás inspirado es como tocar el piano, las palabras fluyen, es realmente fantástico. Creo que lo echaremos de menos cuando se descubra algo más avanzado para escribir.
Por lo demás, yo vivo en un entresuelo, por lo que no tengo un paisaje inmenso delante. Escribo con las ventanas cerradas, en un ambiente oscuro. En mi casa, porque me es más cómodo. Cuando estoy viajando no escribo, lo hice pero no funcionó. Demasiadas distracciones. Habitualmente, me concentro mejor de noche, porque no me molesta el teléfono, la gente duerme y no hay ruido. El ambiente es más tranquilo. Pero también puedo escribir por el día.

Salvando algunos nombres como los de Saramago o Lobo Antunes, la literatura portuguesa tiene problemas para distribuirse en España ¿A qué crees que se debe esta situación?¿Que posibles soluciones hay?

Creo que es una cuestión que va más allá de la literatura, es una cuestión cultural, en el sentido más amplio de la palabra cultura, porque estamos cerca y compartimos la península y nos ignoramos mutuamente en muchos aspectos, sobre todo respecto a la contemporaneidad. La música portuguesa más consumida en Portugal no es conocida aquí, y viceversa. Ocurre en casi todas las áreas del arte. Y es extraño porque nuestra manera de mirar hacia el mundo, los deseos y aspiraciones son similares. Ha habido pensadores que lo han intentado, Unamuno, Torga, pero no ha dado fruto. Parece mentira que dos formas tan similares de ver la vida estén tan separadas. Yo estuve en Lituania y en Polonia haciendo lecturas con otros poetas españoles y parecíamos del mismo país: las palabras tenían el mismo significado. Ocurre como en las traducciones del los libros. Cuando las lenguas son más próximas, es cuando con más atención se miran las imprecisiones, cuando más se busca la diferencia. Cuando son más lejanas se tiene una mirada mucho más tolerante. Se mira más la diferencia que la similitud. Es una lástima que al nivel de los productos culturales no exista un intercambio más eficaz.

¿Nos podrías hacer un pequeño dibujo de la situación de la literatura en Portugal en este momento? ¿Qué autores jóvenes destacarías?

Portugal está en un buen momento literario y en España existe algún reconocimiento hacia eso. Sobre todo a la narrativa más contemporánea portuguesa, por ejemplo la antología de narrativa publicada por Lengua de Trapo que se llama Alta Velocidad, que tiene la mayoría de los nombres clave de esa nueva generación de narradores. Incluso algunos ya están siendo publicados individualmente, como las ediciones en Iru de Jacinto Lucas Pires, un autor que figura también en otra antología más amplia, la Antología del cuento portugués de Alfaguara, de João de Melo, que comienza con Alexandre Herculano y acaba conmigo. También hay otro autor publicado por Iru, Posidonio Cachapa, que también fue publicado por Xórdica. Lo que pasa es que encontrar a estos autores aún exige un esfuerzo de búsqueda, porque a veces están un poco ocultos.

Además, hoy (en Portugal es una cosa que se ha dado siempre) hay un nivel muy alto en la poesía, tanto la de poetas consagrados como la de autores jóvenes. Sin embargo, esta poesía no cruza la frontera porque si en narrativa es difícil, en poesía lo es aún más. Hay muy buenas antologías que permiten descubrir la poesía actual portuguesa. Incluso hay muchos caminos que están siendo recorridos y explorados por muchos autores. Se está volviendo referencialmente a la Revolución de los Claveles como tema y como experiencia, ya que los autores jóvenes tienen como rasgo común haber nacido durante o después de la revolución, sin conciencia de lo que era el régimen dictatorial omnipresente. Han tenido la suerte de crecer en un régimen democrático, con libertad de expresión y eso también le ha dado la posibilidad a cada uno de elegir su propia tradición y su propio camino. No hay una literatura de ruptura. Por diferentes entre sí que sean los autores, todos aprovechan algo de la tradición anterior, pero lo trabajan de una manera muy personal. No hay grupos generacionales, salvo alguna cosa en poesía, pero no son especialmente relevantes. Y eso sí que es una señal de los tiempos, de la democratización, porque la gente ya no necesita agruparse para oponerse a ningún régimen. También es algo característico del individualismo que impera hoy en día en todas las áreas. Máxime la literatura, que es una actividad de por sí solitaria y en la que los autores son considerados socialmente como individuos alejados de la realidad.

Hay que tener en cuenta que la poesía en Portugal es casi siempre nacional, que llega a todas las regiones (cosa que no pasa en España). En Portugal la poesía tiene un papel importante, y aunque haya menos poesía que novelas o relatos la diferencia no es tan exagerada como en España. Aquí hay tres o cuatro editoriales a nivel estatal y el resto son editoriales locales, que se quedan en un nivel muy underground, solo para iniciados. En Portugal hay más lectores de poesía, aunque haya menos premios literarios. En España no debe haber ningún libro de poesía que no tenga premio literario.

¿Qué imagen se tiene de la literatura joven española en Portugal?

Creo que hay un público para esta literatura, que hay interés, pero que no llega mucha cosa de los autores jóvenes contemporáneos, ni castellanos ni catalanes. Yo tampoco los conozco, porque más allá de los autores de éxito comercial como Lucía Echevarria o Espido Freire no se conoce mucho. No sé si la culpa es de los editores portugueses o de los españoles que no los promocionan, pero ese es el gran problema de fondo: el desconocimiento, la falta de comunicación entre ambos lados de la frontera. Se conoce más de la poesía porque se están publicando algunas antologías de poetas españoles jóvenes incluso en buenas editoriales de poesía, con mucha promoción, pero en narrativa casi nada. Solo pocos nombres, los grandes éxitos comerciales y los nombres consagrados: Javier Marías, Javier Cercas, Vila-Matas. Es un panorama un poco desolador, pero es así. Creo que pasa lo mismo al revés ¿no?

Próximos proyectos...

Estoy escribiendo una nueva novela, estoy escribiendo poesía -tengo un libro que saldrá en los próximos meses-, mi primer libro de poesía va a salir traducido aquí, en la Editorial Regional de Extremadura, que son mis vecinos, editado por Álvaro Valverde. Estoy muy contento porque es un libro con un éxito rotundo en Portugal: vendió 12.000 ejemplares. También están las traducciones de mis obras al italiano, por Enaudi y al inglés, en EEUU por Random House y en el Reino Unido por Bloomsbury.

(Entrevista publicada en el número 6 de Paralelo Sur; Barcelona, septiembre de 2008)

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