viernes, 1 de enero de 2010

EL PABELLÓN DE LA SEÑORITA SAY: SOBRE LA MISTIFICACIÓN DE CAMILLE CLAUDEL



" ...el palacete Biron no está todavía preparado. La idea de incluir algunas esculturas de la señorita Say (trascripción fonética de la señorita C.) me procurará un gran placer..."
Carta de Auguste Rodin a su amigo Morhardt, 1912

Cuesta arrancar la azarosa vida de Camille Claudel (1864-1943) de las garras del que fue su amante y maestro durante quince años, Auguste Rodin, sacarla del anecdotario de los dos musa-genio (Modigliani-Jeanne Hebuterne, Dalí-Gala...) Su obra ha tenido otras amenazas; no menos reduccionista ha sido su encasillamiento como monumento de la lucha feminista, se ha creado con todo ello un arquetipo alrededor de su figura que impide que se valore a la artista por el peso de su obra. Se impone rescatar a la artista del lastre insoportable de su anecdotario vital, a la escultora de la amante.

Porque el talento de Camille Claudel fue mucho más allá de ser la musa de una de las figuras más importantes de la escultura, fue una artista excelente, innovadora, posiblemente una de las figuras más destacadas de las últimas décadas del siglo. Fue una buena alumna y tuvo inmejorables maestros, supo incrementar su talento con las enseñanzas de Alfred Boucher, su primer profesor que hizo que entrara en la prestigiosa Academia Colarossi, Dubois y el propio Rodin. Hacia 1880, no se podían elegir mejores maestros.

Cuando conoce a Rodin (1840-1917) él tenía cuarenta y tres años y Camille diecinueve. Él ya era un escultor de cierto renombre y al conocer a la joven no le deslumbrará únicamente solo su belleza si no que reconoce en ella un alma gemela, alguien que como él vivía por y para la escultura, alejada del Academicismo del momento, alguien que buscaba la vitalidad en los perfiles, una artista que deseaba dotar a la piedra de emoción y movimiento.



"Querida, me arrodillo cada día ante tu cuerpo hermoso, lo abrazo..." (Carta de Rodin a Camille Claudel, 1885)

Pronto se reconocerían en las esculturas de Rodin el rostro y el cuerpo de la joven. Crece el escándalo -él estaba comprometido desde 1864 con Rose Beuret- y esta relación con tintes de novela rosa modificaría para siempre la biografía y la percepción de la obra de Camille Claudel. Progresa la relación en uno de los mejores momentos creativos de Camille, que en estos primeros años se complementa perfectamente con Rodin, la interacción de deseo y pasión artística acaba siendo muy beneficiosa para ambos. Se ha especulado con la intervención directa de la joven en algunas figuras de la monumental "Puerta del infierno" (1883-4) pero no se ha podido probar tal colaboración. De estos primeros años de relación son fruto "El beso" y "La aurora", por parte de él, y "El vals" y "El abandono" que serán las principales creaciones de Camille en estos primeros años.

Existirá en estos años -especialmente entre 1885 y 1892- una comunicación muy fructífera entre ellos. Son los mejores años de su amor, los de los encuentros en Le Clos Foyen, en la AvenueItalie. El talento de la joven escultora crece de la mano de Rodin, que vive también su más excelso momento artístico. Camille deja definitivamente en este tiempo el Academicismo de la época de Boucher para adaptar una expresión más cálida y naturalista. En palabras del propio Rodin:

"Le he enseñado dónde encontrar el oro, pero todo el oro que encuentra le pertenece a ella exclusivamente"

Consecuencia de estos últimos momentos de felicidad y plenitud artística son sus mejores obras; "La edad madura", de 1895, "Las habladoras", de 1897, y "La ola", de 1898, ya algo influenciada por el Art Noveau y el arte japonés tan en boga en aquellos días.

Será a partir de 1894 cuando la relación con Auguste se complique con sus continuos accesos de celos hasta que la ruptura definitiva se produce en 1898. Pese a esta separación la obra de la artista sigue teniendo una muy notable aceptación y todavía participa en exposiciones en galerías importantes. En estos años se dedica en cuerpo y alma al trabajo y apenas se le ve salir de su apartamento. El compositor Claude Debussy pasa fugazmente por su vida hasta que, cada vez más confundida, comienzan a agravarse sus problemas mentales. En diciembre de 1905 realiza su última exposición en París.

La cuesta abajo no había hecho más que empezar. Se suceden desde entonces los accesos de pánico y a menudo destruye con una maza las obras de su taller. Serán pocas las esculturas que sobrevivan a estos años de soledad y de furia. En 1913, tras la muerte de su padre, es ingresada en el sanatorio de Ville-Evrard siéndole diagnosticada una "manía persecutoria contra Msr.Rodin, objeto de todas sus recriminaciones" y "continuos delirios de grandeza". Moriría tras una larguísima estancia en el sanatorio de Montevergues, en octubre de 1943. Auguste Rodin lo había hecho mucho antes, en 1917, reconocido universalmente. En sus últimas semanas se casaría el escultor con Rose Beuret, con la que llevaba más de cincuenta años de relación.

Lo mejor de la obra de Camille Claudel, quince esculturas, se reunirá en uno de los pabellones del Museo Rodin, en el palacete Biron. Su hermano, el poeta Paul Claudel, legará en 1951 una parte de su colección; se soldaban definitivamente dos almas, las de Camille y Auguste, artistas con diferente suerte, pero que en vida estuvieron unidas por su excelencia en el arte y la pasión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

una foto que tienes publicada de una chica en la playa quitala por favor... me gustaría saber de donde la scaste quitala de aqui y de internet que se puede denunciar soy la hermana y soy policía... gracias

FERNANDO CLEMOT dijo...

Para el de la la foto de la chica.
Escríbeme al correo que se señala en datos personales con tu identidad y con normalidad y sin amenazas y si te identificas no tengo ningún problema.
Si no es así puedo pensar que es una broma. No obedezco a anómimos. La foto estaba en la red, no tengo ni idea. Me da igual que seas policía si no sé ni quién eres.