Por Fernando Clemot
“La couleur ideé
et non la couleur oeil
et non la couleur teinte”
A. Derain
et non la couleur oeil
et non la couleur teinte”
A. Derain
Al igual que el inicio simbólico del Impresionismo lo marcan el Sallon des Refusés de 1863 y la archifamosa “Olympia” de Manet, el punto de inicio del movimiento Fauve (las fieras, los animales salvajes) lo señala el Salón de Otoño de París de 1905. En una misma sala, la número siete del Grand Palais, se citaron en aquellas jornadas obras de Matisse, Marquet, Vlamink, Derain, Manguin, Othon Friesz y Roualt.
Aquellas formas planas de colores violentísimos incluidos en la mayoría de las obras hizo que el crítico Louis Vauxcelles, del diario Gil Blas, les otorgara el nombre colectivo de Les Fauves, con el que tendrían que pasar a la historia pese a que nunca se postularon como un grupo homgéneo. El movimiento, por así llamarlo, fue breve y se movió más bien por relaciones personales que por afinidades pictóricas. Los más relacionados artísticamente eran Matisse (al que siempre se le adjudicó el papel de líder del movimiento) y Marquet ya que habían sido discípulos de Gustave Moreau en la École des Beaux-Arts y a menudo trabajaban en colaboración. También Roualt había sido discípulo de Moreau pero venía trazando desde años atrás una trayectoria absolutamente distinta, la que plasma en sus series de dibujos sobre temas bíblicos, sus “Prostitutas y payasos”, destila allí ese fervor creyente-moralizante que domina toda su obra. Por otra parte Derain y Vlamink habían participado también conjuntamente en diversas obras pero su orientación iba más hacia el estilo simplista y contundente del Expresionismo, de los Munch, Grunewald o Kokoschka, con los que estaban relacionados ya en los primeros años del siglo.
Pese a estas diferencias señaladas coincidirían los artistas del salón siete en varias exposiciones más, el título que les había adjudicado Vauxcelles se vendía bien y Matisse, que era también el mayor del grupo, consiguió que la familia Stein y algunos magnates rusos (Schukine, Morosov) compraran buena parte de la producción de estos artistas. Coincidieron en unas últimas exposiciones pero hacia 1908 ya se puede decir que buena parte del grupo está englobado en las filas del Cubismo.
Había sido el Fauvismo un movimiento breve, un poco impostado, del que tal vez sea uno de los momentos más brillantes y auténticos: la breve estancia de Derain en casa de Matisse, en el verano de 1905.
Llegaba Matisse a la villa el 15 de mayo y estaría en ella hasta septiembre mientras que Derain llegaría a principios de junio y estaría allí hasta mediados del mes siguiente. Fue un plazo breve el que coincidieron, apenas un mes, pero ambos estaban decididos a inventar en Colliure “un modo personal de expresión”, un espacio lleno de luz entre el realismo y los abismos de la abstracción. En ese mes de junio recorrerían la villa de arriba abajo, Derain estaba devorado por la luz del paisaje, se lo contaba así en una carta a su amigo Vlamink: “...pero sobre todo es la luz. Una luz rubia, dorada...”. Todas las obras de este verano destacan por su violencia cromática y cierta heterogeneidad estilística (puntillismo, expresionismo, naïf...) Trabajaron los pintores codo con codo, de sol a sol, con una pasión pocas veces conocida.
A principios de julio marcharía Derain de Colliure para no volver jamás. Matisse si que lo haría, en largos periodos entre ese verano de 1905 y el de 1911.
Aquellas formas planas de colores violentísimos incluidos en la mayoría de las obras hizo que el crítico Louis Vauxcelles, del diario Gil Blas, les otorgara el nombre colectivo de Les Fauves, con el que tendrían que pasar a la historia pese a que nunca se postularon como un grupo homgéneo. El movimiento, por así llamarlo, fue breve y se movió más bien por relaciones personales que por afinidades pictóricas. Los más relacionados artísticamente eran Matisse (al que siempre se le adjudicó el papel de líder del movimiento) y Marquet ya que habían sido discípulos de Gustave Moreau en la École des Beaux-Arts y a menudo trabajaban en colaboración. También Roualt había sido discípulo de Moreau pero venía trazando desde años atrás una trayectoria absolutamente distinta, la que plasma en sus series de dibujos sobre temas bíblicos, sus “Prostitutas y payasos”, destila allí ese fervor creyente-moralizante que domina toda su obra. Por otra parte Derain y Vlamink habían participado también conjuntamente en diversas obras pero su orientación iba más hacia el estilo simplista y contundente del Expresionismo, de los Munch, Grunewald o Kokoschka, con los que estaban relacionados ya en los primeros años del siglo.
Pese a estas diferencias señaladas coincidirían los artistas del salón siete en varias exposiciones más, el título que les había adjudicado Vauxcelles se vendía bien y Matisse, que era también el mayor del grupo, consiguió que la familia Stein y algunos magnates rusos (Schukine, Morosov) compraran buena parte de la producción de estos artistas. Coincidieron en unas últimas exposiciones pero hacia 1908 ya se puede decir que buena parte del grupo está englobado en las filas del Cubismo.
Había sido el Fauvismo un movimiento breve, un poco impostado, del que tal vez sea uno de los momentos más brillantes y auténticos: la breve estancia de Derain en casa de Matisse, en el verano de 1905.
Llegaba Matisse a la villa el 15 de mayo y estaría en ella hasta septiembre mientras que Derain llegaría a principios de junio y estaría allí hasta mediados del mes siguiente. Fue un plazo breve el que coincidieron, apenas un mes, pero ambos estaban decididos a inventar en Colliure “un modo personal de expresión”, un espacio lleno de luz entre el realismo y los abismos de la abstracción. En ese mes de junio recorrerían la villa de arriba abajo, Derain estaba devorado por la luz del paisaje, se lo contaba así en una carta a su amigo Vlamink: “...pero sobre todo es la luz. Una luz rubia, dorada...”. Todas las obras de este verano destacan por su violencia cromática y cierta heterogeneidad estilística (puntillismo, expresionismo, naïf...) Trabajaron los pintores codo con codo, de sol a sol, con una pasión pocas veces conocida.
A principios de julio marcharía Derain de Colliure para no volver jamás. Matisse si que lo haría, en largos periodos entre ese verano de 1905 y el de 1911.
Más información: www.colliure.com o en Association Fenêtre Ouverte sur le Fauvisme: Mairie de Collioure-66190 Colliure ( tel.04-68-820566) Espace Fauve: Quai de l´Amirauté-66190 Colliure (Tel.04-68-980716)
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